viernes, 28 de septiembre de 2007



Bienvenidos a JESUES, Comunidad Juvenil de Oración de la Parroquia Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote. Esta fue la cruz que entregó nuestro querido Padre Jery en la Convivencia Jesues 2007. En ella se representan las tres personas de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo).



Evangelio del Día 28-09-2007



Evangelio según San Lucas 9,18-22.


Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?". Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado". "Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro, tomando la palabra, respondió: "Tú eres el Mesías de Dios". Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie. "El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día".


Reflexión:


En esta lectura el Señor, entre tantas ocasiones, les anuncia a sus apóstoles la forma en que El será entregado a los hombres, para maltratarle hasta la muerte y sin embargo, les dice también que al tercer día resucitaría. Este es el hecho trascendental en la vida de todo cristiano. Esa Fe de que Jesús está vivo entre nosotros y que nos prometió, así como sucedió con El, esa vida eterna que tendremos al final de nuestros días si guardamos los mandamientos que fueron revelados a Moisés en el Monte Sinaí y luego renovados por Jesús en su vida entre los hombres. A veces nos preguntamos: Por qué Jesús tuvo que morir por nosotros? Nuestros pecados eran tan grandes en ese momento, que la única forma de redimirnos era entregándose el mismo Dios por nosotros?


La respuesta que generalmente les doy a los Jóvenes de la Parroquia es que nos ubiquemos en una persona que realiza un documento legal donde reparte todos sus bienes a sus beneficiarios para el momento de su muerte, llamado testamento. Así mismo Jesús vino a la tierra, primero para dar a conocer el plan divino de Dios para los hombres y que aquellos que no lo conocían supieran quién era El y quién era Aquel que lo había enviado, también vino para realizar ese documento, llamado en la Biblia, el Nuevo Testamento, donde tenía que entregar todo lo que tenía a todos los hombres de la tierra al momento de ser entregado y muerto. Ese legado era su Espíritu Santo que iba a ser enviado por El en su momento. Por eso recordemos que en varias ocasiones Jesús les dijo a sus discípulos: Conviene que yo me vaya, porque cuando esto ocurra les enviaré al Paráclito, el Consolador, El Espíritu Santo que estará con ustedes hasta el resto de sus días; y no se queda ahí, sino que además nos promete que El mismo también estará con nosotros en todo momento. Recordemos que el Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad y representa el gran amor que existe entre el Padre y el Hijo, lo cual al ser tan grande representa una tercera persona.


Por esto, debemos dar gracias a Dios todos los días por enviar a su Hijo Jesucristo y haber muerto en la Cruz por ti y por mi y dejarnos ese Espíritu Santo que nos conforta, nos protege y nos orienta para poder mantenernos en el Camino que Dios ha trazado para nosotros y así poder conseguir lo que todo Cristiano anhela: vivir para la gloria de Dios y al momento de nuestra muerte en la tierra, ir a la presencia de nuestro Salvador para gozar plenamente de la vida eterna.


Amén.

 

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