Quiero aprovechar este post para hablar un poco sobre lo que debe ser nuestra percepción hacia las cosas de la vida. Generalmente nos ocurren situaciones en las cuales podemos calificarlas como buenas o malas, dependiendo del resultado que hubieramos deseado; por esto, a mi parecer, no hay nada absolutamente bueno ni absolutamente malo, sino que ese era o no era el resultado esperado por mi.
Pongamos un ejemplo: si dos personas realizan una competencia de carros, el resultado será el mismo (uno de los dos gana); sin embargo la percepción de cada uno es diferente; para el que gana la situación fue buena, pero para el que pierde es mala, por lo que repito lo dicho anteriormente, no hay nada absolutamente bueno ni malo, dependerá del ojo con que se mire el hecho.
Lo importante de todo esto es saber que todo lo que pasa, sea positivo o negativo, sucede porque Dios lo quizo así, y como tal, debemos respetar la voluntad del Padre e identificar qué enseñanza podemos sacar de eso. Los errores que cometemos, no podemos visualizarlos como fracasos, sino como lecciones en la vida que nos enseñan como actuar una próxima vez. Cuando veamos alguna persona que ha tenido muchos tropiezos en la vida, entendamos que tiene herramientas suficientes para seguir adelante, por lo tanto, no critiquemos, sino que simplemente reconozcamos que ha tenido experiencias vividas que lo hacen mas fuerte en lo adelante.
Aprendamos de las lecciones que nos da la vida para que en el futuro seamos mejores personas, como es la voluntad de nuestro Padre Celestial.