miércoles, 7 de noviembre de 2007

Evangelio del Día 07-11-2007


Evangelio según San Lucas 14,25-33

Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo: "Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. ¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo: 'Este comenzó a edificar y no pudo terminar'. ¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil? Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz. De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.

Reflexión:

Nuestro Señor Jesucristo desea que todos sus hijos se salven y alcancen la Gloria Eterna; sin embargo, para lograr esto tenemos que poner todas las demás cosas a un lado, ya que TODO lo que nos rodea nos aleja de Dios. El mundo está rodeado de pecados y de tentaciones que no nos permiten llegar fácilmente a la Gloria de Dios. Estamos aquí como prueba de que realmente queremos seguir sus pasos y ganarnos la Vida Eterna. Pero esa meta a seguir tiene muchos obstáculos que nos impiden caminar. Pensemos en las metas que nos trazamos en la vida: cuando deseamos algo de buena voluntad nos cuesta trabajo, sin embargo, al final gozamos con satisfacción de la meta alcanzada. Cuando conseguimos las cosas de manera ilícita se hace fácil, pero no es lo correcto y a fin de cuentas pagamos el precio de este acto. Así mismo es la meta de la Vida Eterna, el camino no es fácil, pero si logramos llegar, los beneficios obtenidos no tienen precio. Reflexionemos cada uno de nosotros y evaluemos nuestro camino, para comprobar si lo estamos haciendo de la manera correcta que Dios desea. Cada día debemos de dar un paso más hacia Jesús y veremos que al final del túnel encontraremos la luz que nos lleva hacia Cristo y su Gloria.
Dios los bendiga a todos.

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