lunes, 5 de noviembre de 2007

Evangelio del día 06-11-2007


Evangelio según San Lucas 14,15-24
Al oír estas palabras, uno de los invitados le dijo: "¡Feliz el que se siente a la mesa en el Reino de Dios!". Jesús le respondió: "Un hombre preparó un gran banquete y convidó a mucha gente. A la hora de cenar, mandó a su sirviente que dijera a los invitados: 'Vengan, todo está preparado'. Pero todos, sin excepción, empezaron a excusarse. El primero le dijo: 'Acabo de comprar un campo y tengo que ir a verlo. Te ruego me disculpes'. El segundo dijo: 'He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos. Te ruego me disculpes'. Y un tercero respondió: 'Acabo de casarme y por esa razón no puedo ir'. A su regreso, el sirviente contó todo esto al dueño de casa, y este, irritado, le dijo: 'Recorre en seguida las plazas y las calles de la ciudad, y trae aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los paralíticos'. Volvió el sirviente y dijo: 'Señor, tus órdenes se han cumplido y aún sobra lugar'. El señor le respondió: 'Ve a los caminos y a lo largo de los cercos, e insiste a la gente para que entre, de manera que se llene mi casa. Porque les aseguro que ninguno de los que antes fueron invitados ha de probar mi cena'".
Reflexión:
En esta lectura vemos cómo se manifiesta una vez más el amor que el hombre pone al dinero, a sus pertenencias, a sus bienes materiales, antes que a Dios. El rival más peligroso que tiene Dios en la Tierra es el dinero, por eso vemos cómo Jesús insistía tanto en que para ser salvos debemos dejarlo todo y seguirlo, ya que no podemos tener dos dioses a la vez. Por esta razón también vemos como en la Biblia existen más de 2,000 versículos que hablan sólo de cuál es la mejor manera de manejar nuestras pertenencias materiales. Debemos tener pendiente que todo lo que tenemos ha sido por voluntad de Dios, nada ha sido por nuestra cuenta. En resumen, debemos estar siempre atentos al llamado de Dios, no importa lo que estemos haciendo o dónde nos encontremos, no sea, que el día que nos llame no podamos atenderle y nuestro puesto sea ocupado por otra persona, más astuta que nosotros que supo decir que sí en el momento adecuado. Roguemos a nuestro Señor para que a la hora que nos toque el llamado estemos preparados para darle el Sí.
Dios los bendiga a todos.

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