Quiero resaltar la presencia del Espíritu Santo que sentimos el sábado pasado en nuestro grupo. Desde el momento que iniciamos las canciones de invocación, tuvimos esa sensación maravillosa de lo que es el Espíritu Santo en nuestros corazones. Fue algo realmente especial, lo que demuestra que cuando entregamos nuestros corazones y pedimos con convicción esa presencia divina, el Señor no duda en entregarnos ese Consolador que nos acompaña y nos da fuerzas. Demos gracias a Dios por haber disfrutado de una manera tan especial esa presencia y pidámosle que siempre mantenga ese Espíritu Santo en nuestras vidas para que nos guíe y nos dé fuerzas en los momentos difíciles. Gracias Señor por recordarnos que estás ahí por y para nosotros. Sigamos pidiendo Espíritu Santo en todo momento y confiemos que el Señor nos escucha y nos complace. Recordemos sus palabras: "Pidan y se les dará", "Toquen y se les abrirá". Que Dios Todopoderoso los bendiga siempre.
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