viernes, 5 de octubre de 2007

Evangelio del Día 05-10-2007


Evangelio según San Lucas 10,13-16.
¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza. Por eso Tiro y Sidón, en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes. Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a aquel que me envió".
Reflexión:
En esta lectura que el Señor nos muestra en el día de hoy podemos extraer un mensaje importante. En la misma se hace referencia a dos ciudades pecadoras que no aceptaron a Jesús como el Mesías y que por sus pecados y falta de arrepentimiento fueron condenadas. En la misma nuestro Señor hace referencia de que, a pesar de que las mismas fueron testigos de los milagros y enseñanzas de Jesús, no lo aceptaron y continuaron con su vida pecadora. Nos recuerda que aquellas ciudades que no lo conocieron, serán juzgadas con menos rigor que las primeras. Esto nos da mucho que preocuparnos, ya que nosotros, como sociedad cristiana, conocedora y testigos de los hechos de Jesús, no debemos llegar a ser juzgados como Corozaín y Betsaida y no podemos alegar ignorancia como Tiro y Sidón. Ya hemos dado el primer paso, que es ser reconocidos como una sociedad cristiana, como el único país en el mundo que tiene la Biblia en su bandera, por lo que debemos de dar el siguiente y más importante paso: reconocer la divinidad de Jesús y cumplir con sus mandamientos como nos dice su Palabra.
Esto me recuerda una aclaración que les he hecho a los jóvenes en la Parroquia, en la que insisto en que no debemos decir ni conformarnos por creer en Dios, sino más bien, creerle a Dios. No es lo mismo tu saber que Dios existe y no creer en su Palabra, que reconocer su existencia y creer lo que dice y cumplir con estos mandatos. De ahora en adelante, cuando nos pregunten: Tu crees en Dios?, no nos conformemos con un simple SI, debemos agregarle un apellido: si, y también creo en su Palabra.
Elevemos una oración al Señor para que nuestra sociedad no sea catalogada como Corozaín y Betsaida, que reconozcamos la existencia y divinidad de nuestro Salvador, y que pongamos en práctica sus mandamientos, para que en el momento en que nos toque rendir cuentas, tengamos la seguridad de que estamos haciendo lo correcto. Pidamos a Dios que ablande nuestros corazones y nos haga más sensibles para poder cumplir con temor y fidelidad su Palabra. Hacemos esa petición especial en el nombre de su hijo Jesucristo.
Amén.

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