Evangelio según San Lucas 9,57-62
Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: "¡Te seguiré adonde vayas!". Jesús le respondió: "Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza". Y dijo a otro: "Sígueme". El respondió: "Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre". Pero Jesús le respondió: "Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios". Otro le dijo: "Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos". Jesús le respondió: "El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios".
Reflexión:
Esta es una de las enseñanzas en las que a veces cometemos el error de cuestionar a Dios preguntándonos por qué esos mandatos tan radicales. En la experiencia de nuestra sociedad dominicana, nos dice que si a las personas se les da varias opciones, generalmente no toman la que en el momento les conviene, sino la más fácil. En ocasiones sabemos cuál es la opción correcta que debemos seguir; pero si nos dan una segunda opción nos olvidamos de la primera. Esto es lo que el Señor predijo hace más de 2,000 años. Nos dice, "Este es el camino que debes seguir", sin embargo, su amor hacia los hombres es tan grande que nos da la libertad de elegir.
Hay una frase famosa que dice: o frío o caliente, lo tibio lo vomito. Jesús quiere que tomemos la decisión correcta sin vacilar, o estás o no estás. Aquellas personas que han decidido seguir el Camino de Dios, para alabarle, adorarle, glorificarle y servirle deben estar concientes de esta elección. El señor quiere que tengamos la seguridad de que al seguirle seremos salvos, pero sin vacilar.
A lo largo del estudio de los evangelios, vemos cómo las personas más allegadas a Jesús, tomaron la decisión de seguirle, aún sin preguntar: dónde, cuándo, para qué, hasta cuándo. Pedro y su hermano Andrés estaban pescando con su padre cuando Jesús les dijo: síganme. Dejaron todo y le siguieron, dejando a su padre sólo en la barca. Mateo estaba recaudando impuestos a la entrada de la ciudad y Jesús le dijo: sígueme. Dejó la mesa con sus libros y el dinero recaudado y se paró y lo siguió. Otros que simplemente por haber escuchado de Jesús, al verle, dejaron lo que estaban haciendo y le siguieron.
Debemos estar claros en que todo lo existente en la Tierra fue creado por nuestro Padre Celestial, por lo que El es el dueño de Todo, nosotros somos simples administradores de sus bienes hasta que El disponga. Por tanto, si te dice: "Ven, deja todo y sígueme", no debemos preocuparnos por lo que dejamos, ya que El se encargará de todo. Seamos fieles al llamado de nuestro Señor. Esto es lo que nos pide el Evangelio de hoy. Todos y cada uno de nosotros tiene una misión que realizar en la Tierra, según el plan Divino de Dios. Algunos ya les ha sido revelado, otros aún no, pero debemos estar preparados para ese momento.
Pidámosle al Señor que nos dé la capacidad necesaria, primero para saber escuchar su llamado al momento; y segundo, que aceptemos con humildad cual sea su misión para con nosotros.
Que el Señor Jesucristo sea el guía de nuestras vidas, hoy y siempre.
Amén.
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