miércoles, 10 de octubre de 2007

Evangelio del Día 10-10-2007


Evangelio según San Lucas 11,1-4
Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos". El les dijo entonces: "Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino; danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación".

Reflexión:

El Padre Nuestro. Nuestra gran oración. Me gustaría analizar en detalle la misma, ya que es de gran relevancia para nosotros, en la cual está incluido todo lo que necesitamos para ser salvos. No es bueno recitar esta oración, sin entender su significado.


Padre, santificado sea tu Nombre: Aquí reconocemos a Dios como nuestro Padre Celestial, Padre de todos los hombres, Creador de los Cielos y la Tierra. Decímos que sí, que es nuestro Padre, por lo tanto debemos ser hijos obedientes ante sus mandamientos. Glorificamos su Nombre sobre todo nombre, lo reconocemos como ser supremo sobre todo el Universo. No sólo es nuestro Padre, sino que está por encima de todo.
Venga tu Reino: Le pedimos a nuestro Señor que nos entregue lo que es nuestro, nuestra herencia, por la cual Cristo murió en la Cruz, nuestra Salvación, Su Espíritu Santo, consolador, paráclito.
Dános cada día nuestro pan cotidiano: En esta parte confiamos en la promesa de nuestro Señor, de ser gran proveedor de nuestras necesidades. No debemos preocuparnos por nuestras necesidades básicas si confiamos en el Señor, ya que El mismo nos dice en el Evangelio: "Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas?" (Mateo 6,26).
Perdona nuestros pecados, porque nosotros también perdonamos a aquellos que nos ofenden: Hemos hablado mucho anteriormente del amor al prójimo, a nuestros hermanos, conscientes de que todos somos hijos del mismo Dios, por tanto, debemos amarnos los unos a los otros, y realizar la obra más humilde que existe en la Tierra, el Perdón. No hacerle a nuestros hermanos lo que no quisiéramos que hiciesen con nosotros.
Y no nos dejes caer en tentación: Aquí nos reconocemos débiles ante el pecado. Como hombres y mujeres somos tentados diariamente por el mal. El mismo Jesús fue tentado 3 veces en el desierto en su preparación antes de su vida pública. Por tanto, pedimos al Señor que nos dé las fuerzas necesarias para no caer en esas tentaciones y mantenernos en el camino hacia Jesús y nuestra Salvación.
Como vemos, esta oración abarca todo lo que necesitamos saber sobre nuestro Padre y sobre cómo debemos comportarnos para ser Salvos. Te invito a que, de ahora en adelante, no la recites, sino que la sientas al momento de orar. Siente realmente lo que dice cada parte de la misma, conscientes de que, lo que decimos, realmente lo cumplimos.
Que el Señor te bendiga. Amén.

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